23.8.13

Resumen.

Me puse a escribir esto porque sentía que moría de aburrimiento. Alguna vez leí que eso es algo malo o algo no muy bueno, atención al vacío. Escribiendo, me di cuenta que tengo algunos meses perdiendo el tiempo, gastándolo de forma generosa y un poco tonta.

En la oficina, convierto las horas laborales en pura dicha; paso el tiempo dibujando. A veces me gusta, siempre vale la pena. Luego, llego a casa, me encargo de que Sol se sienta muy feliz (porque verla meneando el muñón que le han dejado esos desalmados veterinarios me hace feliz a mi también). De vuelta en casa veo series, me hundo en la cama, me quedo dormida con pantalones y zapatos, al dia siguiente despierto con la incomodidad de mis llaves pegadas en el cuerpo, mareada de confusión porque no recuerdo qué día es ni qué hora. Hace unos días vi el desorden en el que vivo, al despertar me he mirado en el espejo del baño y he descubierto una moneda de cincuenta centavos enterrada en una nalga.

El desorden es reciente, creo. No sacudo mi propia cama, ni levanto la ropa del piso, mi colección entera de calcetines está sumergida en un bote con otras porquerías y tengo todos los cabellos que quito del cepillo adornando un mueble que yo misma fabriqué. A Sol parece no incomodarle que mis sábanas estén hechas churro con las cobijas y a mí menos. Y aunque tengo tiempo, no tengo tiempo para eso.

Muy mala la situación de que planeo muchas muchas actividades, al final, si cuento cuántas sí hice, me quedo en ceros. Pintar será otra actividad en la lista, comienzo a pensar que será una de esas cosas que nunca haré (por pereza, falta de entusiasmo o ambas). Los pinceles que hace algunos meses consideré mi único tesoro los regalé, y los colores los he dado a mis vecinos (tres críos que sorprendentemente me han parecido muy simpáticos). Sé que ellos les sacarán mayor provecho.

La universidad comenzó hace buen rato, no me aburre, no la odio y eso es nuevo. Me entusiasmé cuando empecé a enterarme de cosas que sí me interesan y desde entonces me siento igual. No me he atormentado porque tardé mucho tiempo en decidirme, estoy tranquila.

Tengo planes de mudarme a la gran ciudad, por muchas razones. Cada que me frustro porque no siento que los planes avancen como quiero, pongo muchos discos y después de estar mucho tiempo pensando, acabo por creerme que la vida es corta, que quiero conocer más, más y más de lo que toda la gente habla, y que si no lo hago por miedosa... lo bueno es que sí lo haré. No me preocupa más que lograr no separarme de Sol y conseguir un empleo sencillo donde no tenga que treparme en zancos ni vivir estresada. Deseo un empleo que me permita alimentarme, pagar la renta e ir al cine de vez en cuando. Quiero el tiempo necesario para aprender, para dibujar y para despertarme tarde.

Hace unos días lo pensé en voz alta y me llamaron ingenua y muy joven. Debo serlo.